Argumento: Dando la nota: Aún más alto es la secuela de Dando la nota (2012), donde vemos a Beca y Fat Amy enfrentarse a su último año de la universidad. Las Barden Bellas se han convertido en el grupo a capella más famoso e importante del campus y se van a presentar al Campeonato mundial de coros. Junto al grupo ya formado, una nueva joven quiere formar parte de las Bellas, ya que su madre perteneció en su día a este grupo.
Crítica: En varios momentos de Dando la nota - Aún más alto, las Barden Bellas son criticadas por añadir demasiada pirotecnia y elementos externos a sus actuaciones, como si la propia película fuera consciente de los riesgos hiperbólicos inherentes a toda secuela en el Hollywood actual. Buscando remedio, y puede que con el propósito de no caer en la automática repetición de elementos, la vía argumental principal que lleva al grupo de amigas a defender su honor representando a EE UU en el campeonato mundial de canto a capela se llena de subtramas centradas en sus propias aspiraciones vitales, sobre todo en el caso de Beca (Anna Kendrick, totalmente amoldada al personaje que define esta primera etapa de su prometedora carrera) tras comenzar una beca en una productora musical. La vida (adulta) fuera del grupo y de la universidad reclama su atención y, de repente, parece que lo de menos sea derrotar a la implacable formación alemana Das Sound Machine y sus shows de imaginería Kraftwerk; cuyos intercambios verbales con las protagonistas están a un nivel arquitectónico de humillación y lenguaje del desprecio digno de tesis doctoral.
Esa tensión argumental hace que la emoción de la competición se resienta, pero a cambio obtenemos más momentos para compartir tiempo con un reparto coral de personajes en cuya efectividad humorística las responsables de la película tienen confianza plena. Y con razón; puede que dentro de unos años hablemos de Dando la nota con la misma reverencia de cantera encapsulada que hoy tenemos hacia Wet Hot American Summer. La incorporación de Hailee Steinfeld aporta templanza y visión de futuro, como el resto de novedades (fenomenal cada aparición de Keegan-Michael Kay como el jefe de Beca) que la película defiende con mucha más comodidad que cuando intenta recrear escenas exitosas del pasado y acaba atascada en su propia inercia (el nuevo cara a cara de improvisaciones, dilatadísimo). El emocionante final lo deja claro: se acabó lo de quedarse en la remezcla; llega el momento de defender la originalidad propia. Dando la nota tiene ante sí el camino para reafirmarse en una próxima entrega que desde ya esperamos.
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